Los ilusos y torpes vivimos así; en medio de un sueño inalcanzable. Adquirí una trompeta pensando en imitar a Chet Baker; su estilo portentoso, su mágico swing, su suave ritmo: ¡Ay! No problem, no problem, no problem. El loco de Chet me conmueve, pero estoy tan sólo cerca de su música por la mera admiración. Con el tiempo (muy escaso por cierto) me di cuenta que tocar, al menos parecido a él, me era imposible, tan siquiera tocar, en verdad, me era posible. Tengo que alejarme de la música. ¡Ay! No problem, no problem, no problem. De todas formas hay algo en él que me resulta más fácil de comprender y llevar a cabo; su estilo de vida. Su locura fuera de la música. Su carácter aventurero. El ido y antisocial que conmueve desde su arte virtuoso, aquello que para muchos es un mérito y que lo hace aún más extravagante. De todas formas sólo logro copiar, cada noche una y otra vez, su última escena en la ventana de Ámsterdam y ni así conservo su estilo, su gracia. ¡Ay! No problem, no p...