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Mostrando entradas de julio, 2021

Poemas IV

  Dulzura.   Hace diez horas que vi tu rostro Ansioso en el devenir del mundo Mágica dulzura Que venga y me persiga Que no se vaya Ilumine tu rostro la vida de siempre Diabólica dulzura Flor del mal Que ni Baudelaire se animó a escribir.   Lo.   ¿Y si… el cielo fueras vos? Y hoy te extraño ¿Y si… ese cielo no llega?   ¿Y si… mi vida fueras vos? Y hoy te quiero ¿Y si… esa vida no llega?   Me comerías el alma Matarías-me; Como siempre.   A la persona que voy a amar mañana.   Ojala mañana Te atraviese un rayo No de dolor No de muerte.   Ojala mañana Te atraviese un rayo De sentimiento De suerte.   Ojala mañana Yo te atraviese Como un rayo Como un puente.

Educación pública

      Cierta vez leí una frase de Descartes que quedó como una de las cinco o seis que siempre me acompañan (creo que era de Descartes): “Cambio todo lo que sé por la mitad de lo que no sé”. La valoro porque puedo trasladarlo no solo al criterio académico, sino, y sobre todo, al humano. El conocimiento incomoda, fatiga, produce esencialmente ese fantasmagórico inconformismo basado en la razón, para que los sentimientos se trasluzcan en acción. Ante esto, uno podría exclamar: estudiantes, no seamos demasiado estudiosos, seamos humanos también. Pero no dejemos las estadísticas, para poder discutírselas en todo terreno a quien sea y como sea, incluso para resultar así más generosos que cualquiera de todos esos datos duro. Compartamos el conocimiento para que haya más debates, más ideas, menos infamia. De este modo habrá, también, menos pibes en la calle, será menos gélida la realidad. Pues entonces, estudiantes: dejemos la mediocridad, abandonemos la mecedora junto a la salamandra

Poemas III

    Tríptico de los Dioses.   Esta serie de poemas intentan escudriñar, tratar, identificar algunos Dioses. Dioses cotidianos y cuasi divinos, reales. Los cuales se descubren u ocultan en cada momento. Anómalos y conversos. Los hila y los distingue su vaguedad. El primero es una alabanza testimonial, el segundo un homenaje a Gelman y a su pregunta, y el último es una revelación intempestiva.      Apóstata.   Mi dios es libre Como un baldazo de agua fría En medio de la noche Invierno también Porque de allí nacen los rudos y nobles Y mi dios es rudo y noble Mi dios es un dios no-hombre Mi dios es género indefinido Pero no-hombre Hay ahí una pista para descubrirlo Porque todo dios se descubre Porque a mi dios lo creo el hambre Y se come de a pedazos mi conciencia El albedrío de mi dios Las malas noches que pienso en él Me viene a dar patadas Me cabecea el oído Para que escuche su confesión.     Develo.   Cuando Gelman preguntó

Sobre la comunicación y la modernidad

  La ciencia; el tiempo histórico en el que se desarrolla, su aplicabilidad, sus métodos, sus postulados... pueden estar siempre en debate, en juicio. En el decurso de la ciencia, el arte de la comunicación ha intervenido e interviene no como su panegírico, sino más bien como su partenaire; hasta el punto incluso de mimetizarse con ella, pues hoy ya distinguimos a la comunicación como una disciplina científica. Pensarlas de este modo resulta ser un buen comienzo para algún análisis. Podemos decir que, conceptualmente, comunicación es ese acontecer socio-cultural que permite estructurar, moldear y afianzar los lazos interrelaciónales de los sujetos y que, a su vez, produce y reproduce instancias, modos y formas de ese mismo espectro socio-cultural en el que se recrea y expande. En cuanto a su relación con la modernidad -instancia última de saltos cualitativos y cuantitativos en el campo científico-, en ese sentido y para ser breve, me gustaría parodiar vagamente a Benjamín en su tesis