La terminal
En la terminal, dos niños juegan en el andén
Una señora espera silenciosa
Jóvenes que van y vienen apurados
Una pareja se suelta las manos
Vendedores de enseres, de sueños, baratijas
Una prostituta ansiosa
En la terminal, un viejito ya no espera nada
Un malabarista abrigado de dolor
Un estudiante que está perdido
La mugre del bullicio
La melancolía de la terminal parece eterna
Una joven estudiante; su maleta grande, su pansa vacía
Un hombre camina serio, agotado
Un libro que se deja leer en los ojos de un muchacho
Dos personas se funden en un abrazo
La vida, la realidad; pasan inertes por la terminal
Es la oquedad, la apatía
Una chica, sentada en sus pies, está por llorar
Otra mira su celular
En una esquina dos pibes se drogan
La tristeza no es la terminal
Pero es tan parecida
En la vereda el nombre de una niña pidiendo limosna
Una mujer con muchos niños
Un barredor que no barre
Un hombre que ofrece sexo al oído de unos chicos
Un viajero con sus rastas y su cuero
Anhelantes que se cambian de asiento
La terminal es el panóptico de la ciudad
La malevolente fuga del tiempo
Las palomas y los perros salvajes
Comen sus entrañas
Todos quieren pasar rápido por la terminal
Las mejores pesadillas se filman aquí
La terminal ruinosa, húmeda, desencantada
Hasta el amor escatima y sobran las lágrimas
El último sentimiento de la tarde
Se lo traga la terminal hambrienta
Efímera, in-desierta
El Desconsolado
El desconsolado transeúnte oculta algo
Se desanima pero sabe (entiende)
Que lo espera posterior bienestar
Se está engañando; tal vez, para confortarse
Se sosiega, aunque la furia perdura íntima
Ya leve e indulgente
Muchas han sido las mismas
Pero no aprende de lecciones
Intrínsecamente lidian: la revancha y la dimita
De soledad inmaculada la noche entorna
Y las lágrimas diminutas del alto cielo
Deslizasen por doquier
En tiempos tan tranquilos decide caminar
Por las calles con formas de acuarelas
En su cavilación se cierne una triste poesía
Que inevitable va calmando hacia agónica serenidad
Piensa: ¿Qué será de la luna?
¿Del fin de la calle?
Tres días
No sé si somos hijos de Dios o del Derecho Romano
La piedrita con forma de corazón que te regalé
Y que había matado un pájaro
Aún hoy todo lo solido se desvanece en el aire
Un obrero sigue siendo un esclavo
Una palabra nos hace llorar o reír
Con su poder ambivalente
Todo está a tres días en camello
El secreto que guardamos hace tiempo
Aún hoy nos pudibunda
Somos solo texto
No hay nada fuera del texto
En el pueblo nos conocemos todos
La mentira y su pierna azarosa
Como cuando me tropecé por mirarte
Mi ambición se queda en el techo
Cuando me caí riéndote, y me dolió
Soy un Gaznápiro
opulento
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