“Eva no quiere ser para Adán/ la paridora pagada con pan/ Eva prefiere también parir/ pero después escoger dónde ir…”
Así comienza el poema hecho canción de Silvio. Que allá por la década del ’80 compuso para, cuando muy pocos lo hacían, reivindicar los derechos de las mujeres. Han pasado ya treinta años, y hoy parece tan normal, tan prioritario, tan valioso. Lo es, claro, gracias a las miles de mujeres que levantan la bandera feminista, la disputa frente a la sociedad patriarcal con el simbólico pañuelo verde, las calles y la palabra. Cómo no acompañar y emocionarse con esa lucha. Pero también, cómo no volver al cubano. Cómo no pensar lo vanguardista y valiente de aquel trovador, su constante actualidad y compromiso. Con aquella metáfora bíblica, su poesía nos invita a reflexionar sobre lo social en clave crítica; el problema de la masividad y la tardanza, la coherencia y la estética... Pensar que también existe gente por ahí, escondida casi invisibles; diciendo y contando lo que vendrá. La igualdad, la dignidad, la entereza de quienes mantienen una ética y una estoicidad en sus convicciones. Requiere de nosotros, otra mirada, un agradecimiento. Cuando hace poco volví a escuchar esa canción de inmediato, instantáneamente, me llevo a otro poema; el del Uruguayo Benedetti que encaja bien en esto que intento decir. Me pregunto si el improbable destino los habrá unido, de alguna forma, en el camino de la promesa de un mejor mañana. O si Mario habrá estado escuchando esa canción de Silvio cuando escribió para terminar su poema que:
“lento pero viene/ el futuro se acerca/ despacio/ pero viene/ lento pero viene/ lento pero viene/ lento pero viene.”
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