En una cualunque película actual, cuyo género
refería al terror o al horror, sucedía la siguiente escena: alguien en supuesta
acechanza subía unas escaleras bajo un entorno mórbido y lúgubre con música de
suspenso, se podía observar el juego de sombras provocado por la tenue
luminosidad. Al verla recordé, entonces, aquel viejo cine germano, que de
seguro subrepticiamente habría inspirado
esa toma. Pero las formas mórbidas de la historia no se repiten, me dije. Aquellas
que trazan leves, sinuosos e imperceptibles momentos son las que no vuelven,
insistí en mi reflexión. Luego me dije:
El cine expresionista alemán surge después de la primera
guerra mundial y se caracteriza por mostrar el pesimismo del mundo: personajes
oscuros y perversos, es teatral y de atmosfera gótica. El expresionismo busca
explorar el absoluto profundo del ser humano; qué hay debajo de las máscaras y
apariencias caóticas de la vida moderna. Frente a las representaciones
dominantes del mundo, frente a lo que se miente u oculta; este busca rastrear lo elemental. Se generó con cierta autonomía frente al arte epocal, se presentó como un espacio cognitivo a través
de una experiencia fílmica innovadora. Aquel modo que no otorga libertad al
artista y declina su resistencia crítica y su anclaje social es lo que intenta cambiar. Intenta una nueva relación entre el arte y el accionar de la vida. El
expresionismo anhela expresar lo esencial, es también contrario al
impresionismo. Quiere mostrar las imágenes lanzadas desde el interior
hacia el exterior del ser humano, expresarlas crudas. En él, se manifiesta una visión de la
modernidad como caos, una intuición de catástrofe civilizatoria y el deseo de lo metafísico como redención
humana. Muestra una crisis de valores, el triunfo materialista. Ve a la creencia
infinita por el progreso desmoronarse, como nos invade y colma la miseria extrema. El
mensaje expresionista de alguna manera busca de-construir la realidad por medio
de la estética. Mostrando deformaciones y exacerbaciones quiere concretar
desde lo no racional un camino hacia lo esencial; la formación de un nuevo
sujeto anti-burgués.
Las formas mórbidas de la historia no se repinten, volví a
decir. Las pequeñas cosas de lo trascendental no se repiten, esos instantes
laxos no son lo mismo, no regresan iguales. Lo expresa claro, muchas veces, el séptimo
arte. Mientras cavilaba todo eso me fui quedado dormido. Cuando desperté
entendí que el cine también ha cambiado, que la morbosidad del mundo ha variado, como casi todas las cosas.
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