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Marat

 



Yo Marat, el escriba de la Revolución, el redactor del diario “El amigo del Pueblo”, el que dicta los nombres de los enemigos de la Republica que caminaran hacia la libertaria guillotina. El que escapó de sus perseguidores sumergiéndose en la osamenta y salió enfermo pero indemne; limpio y puro, como esta nueva Francia jacobina. Yo que dejé de lado la ciencia por la política y que hoy dictamino las sentencias e impongo las leyes del nuevo régimen. Soy Marat y entiendo lo que va a pasarme, porque el destino y el futuro están de mi lado, usted vil Carlota va a matarme con el cuchillo que esconde. Usted, insolente mujer girondina, no entiende lo que está aconteciendo: mi sangre derramada en esta bañera donde escribo no opacará el viento arrasador de la libertad, la igualdad y la fraternidad. No mermará el terror que imponemos a nuestros adversarios. Usted Carlota Corday, no me mata: me vuelve eterno, me vuelve mártir. Esto se afirmará cuando, mi partidario Jacques-Louis David, me retrate póstumo para la posteridad en un agraciado cuadro. Este trece del Mesidor, yo Marat, gracias a usted; me convierto en símbolo, en Arte.   

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