"El
modo más seguro para ingresar a una costa desconocida es, y ha sido siempre, el
estilo araña" -me lo había repetido una y otra vez-. Puesto que la persona ingresa al
abismo con la protección y la seguridad de la tierra firme en la palma de las
manos. No importa si las aguas están calmas o turbias. El mundo es una playa
desmedida. La turbulencia o la quietud son solo apariencia, lo tenebroso es lo
abisal; es el fondo, lo profundo. La gravidez de la espuma en los pies, la arena
minúscula sosteniéndote y el sol sobre el ombligo. El modo araña es la forma de
entrar al mundo, que es una playa desmedida.
Miles de veces me lo dijo. Pero cuando atravesamos los médanos de la mano, y observó la playa desmedida que es el mundo: me soltó y corrió hacia ella, ¡vaya si corrió! Cuando sus pies tocaron el mar comenzó a dar saltos; como queriendo pisar sobre él, caminar sobre él, aunque solo salpicaba al hundirse. Luego se fue perdiendo en el horizonte.
Muy retrasado llegué a la costa. Asustado, me dejé caer de espalda;
mis manos tendidas hacia atrás sobre la arena, la panza al sol. Y así como lo había
aprendido; ingresé a la playa desmedida que es el mundo, lento, al estilo araña: intentando
el rescate imposible.
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